domingo, 23 de marzo de 2008

Vivir la vida sin máscaras






¡¡¡¡Si, si, si, si!!!!, todavia sigo pensando sobre las apariencias. Creo que estoy sorprendida por ese tema.
Mucha de las personas que prentenden no equivocarse, que siempre están mostrando su lado bueno, inteligente, correcto. Ante ellas me pongo en guardia, es posible que tras la apariencia que exhiben como un galardón, se escondan multitud de pequeños monstruos con los que no quisiera encontrarme.
Prefiero a aquellas otras que son capaces de admitir sus inseguridades y de compartir sus sueños sin importarles parecer ingenuos o tontos. Pienso que es necesario desfrutar de nuestra propia verdad, de reconocernos como personas únicas y maravillosas sin intentar agradar a todo el mundo, porque esto es sencillamente imposible.
Debo sin embargo reconocer que al mostrarte así, sin el maquillaje de la perfección, estás corriendo un gran riesgo. ¡¡Si!!, el riesgo de no ser admitido, no ser escuchado, y allí, en ese reto es donde radica el encanto. Para mí, éstos son los verdaderos triunfadores; los otros, los que actúan según las circunstancias, los que tienen diversas sonrisas según sea la conveniencia, ésos aunque aparentemente sean los aclamados y exitosos, para mí son simples marionetas cuyos hilos están en manos ajenas y que a solas deben de sentires muy, pero muy pequeños.
Quien realmente te aprecia y te quiere, te valorará y te aceptará tal como eres.
Un ejemplo claro para mi son los niños, que puedo decir, ellos están tan llenos de pureza y vida, que se muestran tal como son. Que bueno poder ver eso todavía.
Besos.
Gabi

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